- Jue, 26 Abr 2007 22:27
#458383
Acado de recibir un mail comunicándome que este año el Ayuntamiento de Barcelona no autorizará este año la carrera.
En el mail se adjuntaba un articulo del diario "La Vanguardia":
"Red Bull abandona Barcelona
La fórmula 1 del aire no se celebrará este año en Barcelona. Los miles de
aficionados que esperaban volver a contemplar los espectaculares vuelos de
la veintena de aviones que iban a tomar parte en esta carrera aérea verán
incumplidas sus expectativas.
Red Bull, la empresa que organizaba esta prueba deportiva, ha tirado la
toalla ante las reiteradas objeciones planteadas por el Ayuntamiento de
Barcelona desde el inicio de las negociaciones que tenían por objetivo,
precisamente, determinar las condiciones en que la competición tenía que
celebrarse.
Argumentando cuestiones de seguridad, Guardia Urbana, Protección Civil y
Bomberos de Barcelona se convirtieron en el sector más duro a la hora de
exigir, de forma irrenunciable, nuevas medidas a los organizadores. Entre
sus propuestas figuraban la concentración del público en el Fòrum para
evitar que se aglomerara en la playa, como sucedió el año pasado. Y para
que los asistentes pudieran contemplar la prueba aérea, que seguiría
teniendo por escenarios el espacio aéreo situado frente a las playas
olímpicas, se propuso instalar una gran pantalla de televisión. Red Bull
argumentó que no tendría mucho sentido recluir en ese recinto a los miles
de ciudadanos que acudieran a ver el evento (el año pasado la cifra
oficial fue de 1,3 millones de personas) cuando el corazón de la prueba
iba a estar frente a las playas.
Los representantes del Ayuntamiento de Barcelona abrieron otro punto de
fricción al exigir que los vuelos se realizaran a 200 metros de la línea
de la costa. El año pasado fue de 100 metros. Esta separación obligaba a
la organización a contratar nuevas barcazas sobre las que instalar los
postes hinchables que debían ser superados por los aviones, lo que les
resultaba imposible. La organización quedó sorprendida por la exigencia
teniendo en cuenta que la carrera precedente no registró ningún incidente.
Durante las sesiones preparatorias, la Guardia Urbana puso encima de la
mesa otras dos cuestiones que también consideraba irrenunciables, bajo el
argumento, según consta en las correspondientes actas, de que "no pueden
repetirse los mismos errores del año pasado". La primera de ellas era
encontrar una nueva ubicación a la pista de aterrizaje (el año pasado se
levantó sobre la ronda Litoral, a la altura de las calles Selva de Mar y
Josep Pla) para evitar problemas circulatorios en esta vía rápida. La
Guardia Civil llegó a proponer que los hangares quedaran instalados en el
aeródromo de Sabadell. Los organizadores trataron en vano de hacerles
comprender que no podían estar lejos del espacio aéreo de la competición.
La segunda cuestión planteada por la Guardia Urbana se refería al horario
de la prueba. Proponía celebrarla a mediodía para que terminara a lo sumo
a las cuatro de la tarde. Red Bull argumentó que, a esa hora, el sol
dificultaría la visión de los espectadores puesto que, en lugar de estar a
la espalda como sucede por la tarde, lo tendrían en frente.
Si el año pasado la celebración de esta competición dejó en evidencia la
capacidad organizativa del Ayuntamiento, que no previó el grado de
aceptación que iba a tener entre los barceloneses (el transporte público
resultó insuficiente y las medidas circulatorias ineficaces), las
negociaciones de este año no arrancaron con buen pie. De entrada se exigió
otra fecha. El año pasado se celebró en mayo mientras que ahora el
Ayuntamiento impuso el 23 de junio, día que coincidía con la verbena de
Sant Joan, para evitar que se disputara en plena campaña electoral.
Posteriormente, Inma Mayol, la teniente de alcalde, mostraba su rechazo a
que las playas fueran ocupadas por los espectadores. Más tarde, los
representantes municipales fueron elevando sus exigencias hasta que,
finalmente, la organización decidió tirar la toalla. A las pocas semanas
de negociación, este desenlace resultaba ya tan evidente que, según los
documentos que paulatinamente recogían el desarrollo de los contactos,
Ferran Ferrer Viana, comisionado de la Alcaldía, expuso abiertamente
-según aparece en un acta de Red Bull- que, en el caso de tener que
cancelar la prueba, se debería evitar toda polémica especialmente ante los
medios de comunicación y ofrecer una explicación pactada y tranquila entre
la organización y el Ayuntamiento. Un portavoz del propio Ayuntamiento
señaló ayer que "respeta la decisión de Red Bull y que la ciudad quiere y
puede afrontar acontecimientos como éste.
La Vanguardia "
En el mail se adjuntaba un articulo del diario "La Vanguardia":
"Red Bull abandona Barcelona
La fórmula 1 del aire no se celebrará este año en Barcelona. Los miles de
aficionados que esperaban volver a contemplar los espectaculares vuelos de
la veintena de aviones que iban a tomar parte en esta carrera aérea verán
incumplidas sus expectativas.
Red Bull, la empresa que organizaba esta prueba deportiva, ha tirado la
toalla ante las reiteradas objeciones planteadas por el Ayuntamiento de
Barcelona desde el inicio de las negociaciones que tenían por objetivo,
precisamente, determinar las condiciones en que la competición tenía que
celebrarse.
Argumentando cuestiones de seguridad, Guardia Urbana, Protección Civil y
Bomberos de Barcelona se convirtieron en el sector más duro a la hora de
exigir, de forma irrenunciable, nuevas medidas a los organizadores. Entre
sus propuestas figuraban la concentración del público en el Fòrum para
evitar que se aglomerara en la playa, como sucedió el año pasado. Y para
que los asistentes pudieran contemplar la prueba aérea, que seguiría
teniendo por escenarios el espacio aéreo situado frente a las playas
olímpicas, se propuso instalar una gran pantalla de televisión. Red Bull
argumentó que no tendría mucho sentido recluir en ese recinto a los miles
de ciudadanos que acudieran a ver el evento (el año pasado la cifra
oficial fue de 1,3 millones de personas) cuando el corazón de la prueba
iba a estar frente a las playas.
Los representantes del Ayuntamiento de Barcelona abrieron otro punto de
fricción al exigir que los vuelos se realizaran a 200 metros de la línea
de la costa. El año pasado fue de 100 metros. Esta separación obligaba a
la organización a contratar nuevas barcazas sobre las que instalar los
postes hinchables que debían ser superados por los aviones, lo que les
resultaba imposible. La organización quedó sorprendida por la exigencia
teniendo en cuenta que la carrera precedente no registró ningún incidente.
Durante las sesiones preparatorias, la Guardia Urbana puso encima de la
mesa otras dos cuestiones que también consideraba irrenunciables, bajo el
argumento, según consta en las correspondientes actas, de que "no pueden
repetirse los mismos errores del año pasado". La primera de ellas era
encontrar una nueva ubicación a la pista de aterrizaje (el año pasado se
levantó sobre la ronda Litoral, a la altura de las calles Selva de Mar y
Josep Pla) para evitar problemas circulatorios en esta vía rápida. La
Guardia Civil llegó a proponer que los hangares quedaran instalados en el
aeródromo de Sabadell. Los organizadores trataron en vano de hacerles
comprender que no podían estar lejos del espacio aéreo de la competición.
La segunda cuestión planteada por la Guardia Urbana se refería al horario
de la prueba. Proponía celebrarla a mediodía para que terminara a lo sumo
a las cuatro de la tarde. Red Bull argumentó que, a esa hora, el sol
dificultaría la visión de los espectadores puesto que, en lugar de estar a
la espalda como sucede por la tarde, lo tendrían en frente.
Si el año pasado la celebración de esta competición dejó en evidencia la
capacidad organizativa del Ayuntamiento, que no previó el grado de
aceptación que iba a tener entre los barceloneses (el transporte público
resultó insuficiente y las medidas circulatorias ineficaces), las
negociaciones de este año no arrancaron con buen pie. De entrada se exigió
otra fecha. El año pasado se celebró en mayo mientras que ahora el
Ayuntamiento impuso el 23 de junio, día que coincidía con la verbena de
Sant Joan, para evitar que se disputara en plena campaña electoral.
Posteriormente, Inma Mayol, la teniente de alcalde, mostraba su rechazo a
que las playas fueran ocupadas por los espectadores. Más tarde, los
representantes municipales fueron elevando sus exigencias hasta que,
finalmente, la organización decidió tirar la toalla. A las pocas semanas
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La Vanguardia "
No se puede ser búho de noche y águila de día.
http://usuarios.lycos.es/dankodog/cosas
http://groups.msn.com/todoavionesrcreal
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